En Chiapas, se han exacerbado las diferencias de cualquier índole como parte de la guerra sucia contra las comunidades zapatistas. Dicha guerra tiene como parte de su entramado las provocaciones relacionadas con despojos de tierra que después se disfrazan de conflictos religiosos, de partidos políticos o de étnias. Si bien, buena parte de las comunidades zapatistas son católicas, las mismas siempre han tenido raíces de la teología de la liberación. El mismo sub comandante Marcos ha destacado el apoyo de las comunidades protestantes, evangélicas y testigos de Jehová en momentos críticos. Chiapas es hoy un estado en guerra de mediana intensidad y la zona más militarizada de un país donde los soldados tienen permiso para matar, en una guerra absurda de 18,000 muertos hasta el momento. En México, no es que no haya libertad de culto, es que no hay libertad de nada. De un gobierno espurio, sólo se puede obtener violaciones flagrantes a los derechos humanos en todos lo ámbitos
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En Chiapas, se han exacerbado las diferencias de cualquier índole como parte de la guerra sucia contra las comunidades zapatistas. Dicha guerra tiene como parte de su entramado las provocaciones relacionadas con despojos de tierra que después se disfrazan de conflictos religiosos, de partidos políticos o de étnias.
Si bien, buena parte de las comunidades zapatistas son católicas, las mismas siempre han tenido raíces de la teología de la liberación. El mismo sub comandante Marcos ha destacado el apoyo de las comunidades protestantes, evangélicas y testigos de Jehová en momentos críticos.
Chiapas es hoy un estado en guerra de mediana intensidad y la zona más militarizada de un país donde los soldados tienen permiso para matar, en una guerra absurda de 18,000 muertos hasta el momento. En México, no es que no haya libertad de culto, es que no hay libertad de nada. De un gobierno espurio, sólo se puede obtener violaciones flagrantes a los derechos humanos en todos lo ámbitos
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